lunes, 8 de febrero de 2016

Porque el aire describe perfectamente lo pesado que es el ambiente, aquellas conexiones no visibles hacen dudar más y más a Gabriela.

Ella no espera nada de él, pero él espera todo de ella.

Y la ventana la llena de cartas de amor jamás escritas, y de fantasías jamás cumplidas, porque Matías la ama pero ella no a él. Porque él desea que los estúpidos jugueteos se vuelvan más que un juego sin dar cuenta que no hay mayor juego que el del amor.

Su techo es nada más que memorias de su cara y todas aquellas palabras y acciones que lo enamoran de ella, pero Gabriela no piensa en él, sino en una de aquellas perfectas mujeres de las que siempre le habla con su boca de rimas bohemias y de misterios crípticos.

Ella no está interesa en él, ella no estás interesada en ellos.

Y él, él le da la vida.

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